Por un momento pensé que la Dirección Nacional de Ingresos Tributarios (DNIT) había desmantelado una red del crimen organizado. Me imaginé toneladas de estupefacientes o armas. Pero no. Era mandioca. Sí, mandioca. Y para colmo, producida en Paraguay.
Según el aparatoso operativo en Hernandarias, un camión fue retenido porque el chofer no tenía documentos que acreditaran el origen del cargamento. Al parecer, la DNIT descubrió que en el interior del país todavía existen pequeños productores que no emiten factura. Un hallazgo revolucionario.
Pero lo mejor vino después: la parafernalia. Patrulleras, móviles aduaneros, convoy escoltando el camión como si se tratara del mayor cargamento narco del año. Todo eso para una carga de mandioca que iba al Mercado de Abasto de Ciudad del Este. Me faltó ver al helicóptero sobrevolando la escena y ya era película.
Lo más insólito es que después de confirmar que la carga venía de Palo Verde, Mbaracayú, en vez de reconocer el error, la institución salió con un comunicado justificando el procedimiento. Que no había autofactura. Que había denuncias. Que hay que formalizar. Que protegen al productor nacional. Bla, bla, bla.
A este ritmo, no falta mucho para que empiecen a parar carretillas en la feria de productores porque las verduras no tienen código QR.
La realidad es otra. En vez de usar el sentido común y entender que la informalidad en el campo no es un delito, sino una consecuencia del abandono estatal, prefieren actuar con todo el peso de la ley… contra el más débil, claro. Porque cuando se trata de verdaderos contrabandistas, ahí la vista se vuelve borrosa, los procedimientos se complican, y los contactos pesan más que los papeles.
El argumento de “cumplir la ley” suena bonito desde una oficina con aire acondicionado en la capital. Pero en el terreno, en la tierra roja del Alto Paraná, la ley debería empezar por no pisotear al que trabaja.
Yo no defiendo la informalidad. Pero me cuesta aceptar que en un país donde todo entra y sale sin control, la gran preocupación de la DNIT sea un camión de mandioca sin factura. Me pregunto si es desconocimiento, soberbia o simple falta de criterio.
Mientras tanto, los productores siguen sin asistencia, sin herramientas para formalizarse y ahora, además, con miedo a que les incauten su trabajo. Pero bueno, para la DNIT, el mensaje es claro: no importa si sembrás o traficás, sin papel sos sospechoso.