Al Policía, la Gran Familia Policial y la Sociedad en general.
A lo largo de nuestra historia, una de las Instituciones del Estado, que siempre ha demostrado temple y tenacidad, junto a las diferentes vicisitudes adversas, afrontadas por sus hombres, haciendo honor a su espíritu y voluntad de servir a la sociedad, acorde a su juramento, fue, es y será criticada, rechazada y cuestionada, esa es LA POLICÍA. Y, notable. También es la que socorre, auxilia y da garantías para la convivencia en un Estado de Derecho. No porque esperamos aplausos, sabemos que es nuestro deber.
Siendo un ser humano, ciudadano, padre o madre, sosteniendo a su familia, hijos en escuelas, colegios y universidades, cumple con el sagrado deber profesional de velar por la integridad y bienes de la sociedad. O sea, su labor, exige que ese hombre o mujer Policía, tenga aptitudes y condiciones especiales.
Es falible, tiene errores y aciertos, pero como el hombre es perfectible, estamos mayoría, quienes apuntamos a la excelencia para servir mejor.
Hoy, una vez más, la Institución Policial, es motivo de comentarios y polémicas, ante sucesos de conocimiento público, que enturbian la convivencia en paz. Acciones extremas, con fanatismo y pasiones enceguecidas, por parte de algunos, hieren y afectan profundamente, las raíces mismas de la familia y la armonía para convivir como seres humanos, con derechos y obligaciones. Y, sabemos que esas personas también, como el Policía, forman un hogar, tienen esposas, esposos, hijos, madres y padres. Sufren y tienen sentimiento. Tanta pasión, con violencia y sin respeto, obnubila la razón. Hasta olvidamos que cada ciudadano, puede actuar y construir decentemente.
Definitivamente, de la mano de la Justicia y en particular, la misma Institución Policial, a través del Comando Institucional, se extrema esfuerzo y convicción, por clarificar objetivamente, hechos lamentables y reprochables que han acaecido, innecesariamente.
En eso están abocadas las autoridades policiales, a través de los organismos internos pertinentes, con el firme acompañamiento a la investigación que realizan las Unidades Fiscales.
Entretanto, permanece firme e incalificable la predisposición, valentía y estirpe del hombre juramentado, profesional Policía, al fiel cumplimiento de la Ley, ajustado a Derecho, como activo e importante protagonista y actor, para el sostenimiento y la construcción permanente del Estado. Nuestra madre común, LA PATRIA, eso espera de sus hijos.